lunes, 15 de febrero de 2010

papa

Viendo la peli, The Reader, fuí consciente de un hecho, al igual que el prota, yo he vivido marcada por una persona, y por un rol.
La muerte, la ausencia, el alcohilismo, y sobre todo la presencia de papa, me han trazado una senda de la que aún no he conseguido salirme. En tan sólo cinco años y medio, consiguió condicionar toda mi vida....
-Salió vivo de la calle Alcala 402, sentado a la sillita la reina, con un pijama azul, en su cara recuerdo , el agotamiento.
-volvió muerto, pero yo eso no lo puedo recordar, me llevaron a san blas para evitarme esa visión.
Lo último que recuerdo que le dije , fué -papa , cuando salgas , me comprarás un pony??? ahora intento saber dónde coño sacaría yo ese deseo de querer un pony, allí en el hospital, no tenía yo otra cosa que decir?? eran las últimas palabras que le diría, y fueron tan..... tan de una niña de cinco años, y cómo tal, egoista.
De papa todos mis recuerdos son buenos, domingos que me llevaba a la iglesia, que estaba frente a su taberna, favorita, (dios mio!!!! esa taberna se llamaba el gato negro!!!!) me dejaba dentro , y él se salía, era anti clerical radical. Qué vivo sigue ese lugar en mi, su olor a vino, su camarero sórdido, la sueciedad, las risas, la alegría. Recuerdo  también  los campos de amapolas desde su camión, el toro de osborne, que me hacía esconder asustada. Su camión, donde yo iba con ellos (mis abuelos, porque papa, tras su muerte, empezó a ser mi abuelo)sin sillita de seguridad, ni cinturon, ni hostias......
Su muerte, me incapacitó para la frustración, la conocí, un 10 de mayo, en san blas, por la mañana, por boca de mi tio Julián, que dijo, ha muerto, mientras yo estaba junto a la ventana del comedor. Tardé tiempo en llorar..... hasta que no vivi las consecuencias de aquella muerte en mis carnes, estando una noche  en una casa extraña, con una gente extraña.....sintiendome en el más absoluto abandono, e implorándole que por dios, se volviera a hacer cargo de mi, esa noche lloré y lloré, pero mis súplicas no tuvieron el efecto que yo exigía.
Y durante 39 años más continúe exigiendole a la vida que reparase aquel error garrafal, y absurdo que había tenido el atrevimiento de hacerme padecer. La soberbía de mi exigencia me ha llevado por la senda de la autodestrucción, la misma que transitó él. Con aquella muerte se paró mi reloj emocional, y ahora ponerlo en marcha, para que pueda seguir envejeciendo al ritmo que le corresponde, es muy costoso, quizá imposible, y la única solución sea aceptar la tara emocional y seguir viviendo con ella, eso si, conscientemente.

5 comentarios:

  1. Es curioso como se paran los dichosos relojes emocionales, ¿verdad?
    Deben ser made in China.

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  2. si... debe ser eso..... los chinos. muuaaa

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  3. Mi querida felina, a los siete lo perdí yo. Y no sé cuantas cosas perdí con él, pero muchas. Ahora en mis hijos, es cuando veo que fueron muchas.
    Unha apreta

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  4. es un buen lugar este para compartir, gracias!

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  5. Un beso suave en tu frente de 10 años... Nada más se puede añadir.

    Edmundo Dantes

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