viernes, 28 de marzo de 2014

La experiencia más aleccionadora ...


Ha muerto...
Estaba a excasos 200 metros de su habitación , y oir esa frase no fue recibir una información, sino provocar una reacción de combate, salí impetuosa, soberbia, decidida, recorrí esos metros con el arrojo de un soldado que va a la batalla donde ha de salvar a sus hijos, iba a poner orden. Cruzé la puerta, del hall, mi paso cada vez era más potente, no había vacilación, ni duda, no pensaba dar tregua, al estar frente a la puerta de la habitación la abrí con una determinación feroz, yo había llegado, PARA VENCER, levanta!!!!!!  venían personas conmigo, no les tenía en cuenta , bajé el picaporte con fuerza, con rabía y entré ... di dos pasos... grité ... y me di media vuelta vencida sosteniéndome en la pared, sin querer mirar.
Era rotundo, implacable, inamovible... estaba tumbada, en realidad no estaba, un pañuelo le rodeaba la cara....
La muerte me saludaba por primera vez,  era agradable, sin estridencias, pacífica, respetuosa... acaso más que la vida... se presentaba sin arrogancia, me tendía la mano, amigablmente...
de ella guardo un buen recuerdo, fue una visita grata, la primera, pero no la última, recordarla es lo que más me tranquiliza en esta vida, finalmente pase lo que pasé allí estará ella para por fin serenarme.
Luego a veces tambien recuerdo todos los sufrimientos de su vida de 93 años, todas sus tensiones, miedos, que futiles todos a la vista de aquella realidad, lo único que ha quedado de esos años es mi amor por ella.
Perpleja por aquel encuentro no supe como afrontarlo, ahora hecho de menos a ver permanecido más tiempo viviendo aquella muerte, constantándola, palpándola, sintiéndola... otra vez será...
hasta hoy no he sacado a mi consciencia aquel impulso de luchar contra lo invencible y ya va para 4 años.

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