no es la luna blanca y reluciente, es la Luna negra, y blanca, que vino a casa hace 11 días, apocada, retraida y tímida. Con caricias conseguimos sacarle la alegría, pero sólo duró unos días, ha enfermado, y en este momento, no sé ni si llegará a mañana, a pesar de todas la horas de veterinario......ella además de extremadamente débil, yo la veo resignada, serena y aceptando cada momento, supongo que es la sabiduría natural, no gastar energías en lo que no se puede controlar.
Yo seguiré haciendo lo que pueda para que se convierta, en esa gran doga, que un día cuando tenía 18 años vi en un parque y pensé , ese es el perro que yo quiero tener. Ahora se suponía que había llegado para quedarse, veremos si es así , porque una cosa es lo que queremos y otra lo que es, nos excedemos suponiendo cosas.......estos momentos nos lo demuestran y nos ponen en lugar que verdaderamente estamos.
A veces nos llevamos sorpresas, quién sabe si a Luna, cuando menos se lo espere, empieza a brillar como un sol
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